En Santarena apreciamos los lujos pero preferimos lugares con personalidad, de mundo. Formalmente, el hotel es un homenaje a las viejas mansiones de las grandes ciudades costeras como la Habana y Cartagena; una joya tradicional donde los días soleados giran alrededor de patios llenos de flores y terrazas rodeadas de naturaleza con vistas constantes del cielo. La vista desde la azotea es incomparable, especialmente cuando se disfruta desde nuestra piscina de 35 metros cuadrados.
El hospedaje elegante y los agradables espacios públicos se entrelazan con una hospitalidad amigable, cautivando a los huéspedes con un ambiente cálido y genuino.